Beato Bernardino de Fossa
Historiador y escritor ascético, de la Orden de Frailes Menores. 1503.
Nacido en Fossa, de la diócesis de Aquila, Italia, en 1420; muerto en Aquila en 1503. El Beato Bernardino perteneció a la antigua y noble familia de los Amici, y a veces lleva el nombre de Aquilano, a causa de su larga residencia y fallecimiento en la mencionada ciudad. Hizo sus primeros estudios en la ciudad citada y luego se trasladó a Perugia para continuar sus estudios en Derecho Canónico y Civil. En 1445 recibió el hábito Seráfico de Santiago de las Marchas quien entonces predicaba un ciclo de sermones en Perugia.
Desde el momento en que entró en la Orden, Bernardino nunca cesó de avanzar en perfección religiosa; y el éxito con que coronó sus labores misioneras a través de toda Italia, así como en Dalmacia y Serigona, lleva testimonio de su eminente santidad de vida.
Como verdadero hijo de San Francisco, Fray Bernardino se propuso seguir las huellas de San Bernardino de Siena, a quien oyó predicar en varias ocasiones, quedando fascinado sobre todo por su predicación en Santa María de Collemaggio de L´'Aquila, que versó sobre la Asunción de María al cielo en cuerpo y alma. Se cuenta que, en esa ocasión, la multitud, entre la que se encontraba el Beato Bernardino, pudo contemplar en el cielo una estrella cuya luminosidad superaba a la del sol.
De San Bernardino trató de imitar el espíritu de fe y recogimiento, su prudencia, humildad y modestia, y su celo ardiente por la gloria de Dios. También llegó a San Juan de Capistrano, otra de las cuatro columnas de la observancia italiana, con Bernardino de Siena, Jaime de la Marca y Alberto de Sarteano.
Como predicador erudito, popular y convincente, recorrió ciudades y pueblos anunciando la palabra de Dios, suscitando gran entusiasmo y consiguiendo no pocas conversiones. Memorable fue la predicación cuaresmal que tuvo en Sebenik (Dalmacia), en 1465.
Ocho meses los pasó en cama, entre grandes sufrimientos que soportó con resignación, hasta que un día se le apareció San Bernardino y obtuvo e él la total curación. Libre de compromisos regresó a su tierra, donde prosiguió sus andanzas apostólicas con renovado brío.
Fundó algunos conventos, como el de Santo Ángel d'Ocre, donde estuvo viviendo hasta avanzada edad. Cansado por tanta fatiga apostólica y por las penitencias, se retiró finalmente en el convento de San Julián, en las cercanías de L'Áquila. Aquí dedicó los últimos años de su vida a divulgar sus escritos, pues también fue un escritor sabio y fecundo de obras principalmente históricas y teológicas, la mayoría de las cuales han quedado inéditas.
Bernardino desempeñó el cargo de Provincial de las Provincias de San Bernardino y de las de Dalmacia y Bosnia, y habría sido electo Obispo de Aquila, pero su humildad le inhibiría de aceptar tal dignidad. Su culto fue aprobado por León XII en 1828.
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