Santa Ágata o Águeda de Catania

                                                        Virgen. Mártir. 253.

Una de las mártires vírgenes más veneradas de la Cristiandad antigua, murió por su resuelta profesión de fe en Catania, Sicilia. Aunque es incierto bajo qué persecución tuvo lugar, podemos aceptar la evidencia de su legendaria vida, basados en la tradición antigua, que su martirio ocurrió durante la persecución de Decio (250-253).

Ágata, hija de una distinguida familia y notable por la belleza de su persona, fue perseguida por el Senador Quintianus confeso de amor. Como sus propuestas amorosas fueron resueltamente rechazadas por la virgen cristiana, él se preocupó de acusarla de ser una mujer malvada, cuyas artes seductoras, sin embargo, fueron frustradas por la juramentada firmeza en la fe cristiana.

Quintianus entonces, la subyugó a crueles torturas. Fue encerrada en un lupanar donde su virginidad quedó milagrosamente intacta. Parecía especialmente inhumano al ordenar que sus pechos fueran cortados. La respuesta de la santa fue: "Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?"


Pero, la santa virgen fue consolada por la visión de San Pedro quien milagrosamente, la sanó. Fue quemada viva al ser arrojada sobre carbones encendidos.

Según cuentan, el volcán Etna hizo erupción un año después de la muerte de la Santa en el 252 y los pobladores de Catania pidieron su intervención logrando detener la lava a las puertas de la ciudad. Desde entonces es patrona de Catania y de toda Sicilia y de los alrededores del volcán e invocada para prevenir los daños del fuego, rayos y volcanes. También se recurre a ella con los males de los pechos, partos difíciles y problemas con la lactancia. En general se la considera protectora de las mujeres. Es la patrona de las enfermeras y fue meritoria de la palma del martirio con la que se suele representar.


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