San Adrián III
Papa. 885.
Papa N° 87 de la Iglesia. Fue elegido a principio del año 884, y murió cerca de Módena. Paralelamente Carlos el Gordo fue convocado para determinar la sucesión del Imperio. Tumultos, enfrentamientos y hambre azotaban a Roma, forzando al nuevo Papa a que para imponer el orden recurriera a rigurosas medidas. Había calles por donde el Papa no se atrevía a transitar. Parece que trataba de reivindicar la memoria de Juan VIII, pues aplicó el terrible castigo de la ceguera a uno de los enemigos desterrados por aquel Papa, Jorge del Aventino. Durante su breve pontificado, y siguiendo la línea de su predecesor, Marino I, renovó la excomunión de Focio.
El Emperador Carlos el Gordo le llamó a Alemania, sin duda para tutelar su política, controlar el nombramiento de nuevos Obispos y asegurar la sucesión de Bernardo, un hijo ilegítimo y (todavía menor de edad) del Emperador.
Mas el Papa no soportó el viaje. Expiró cerca de Módena, en la Abadía de Nonatola, a fines de septiembre del año 855. Su tumba atrajo a muchos peregrinos y, mil años más tarde, en 1981, fue oficialmente reconocido su culto.
San Adrián sucedió al Papa Marino I en el año 884, durante una época particularmente tumultuosa de la historia del pontificado. El nuevo Pontífice adoptó al Rey de Francia, Carlomán, por hijo espiritual y tomó medidas para impedir que el Obispo de Nimes siguiese molestando a los monjes de la Abadía de Saint Giles. También se dice que castigó con una severidad digna de sus crímenes al antiguo cortesano, Jorge del Aventino, y a la rica viuda de otro cortesano que había sido asesinado en el atrio de San Pedro. Como es bien sabido, en la Roma de fines del siglo IX se cometieron crímenes horribles.
En su relación con el Imperio carolingio, expidió un decreto en el que declaraba que la consagración del Papa no precisaba del consentimiento imperial, a pesar de lo cual respondió en el año 885 a la petición del Emperador Carlos III el Gordo para acudir a la Dieta que se celebraría en Worms, con el objetivo de resolver la sucesión del trono imperial. Ignoramos qué razones tenía para invitar especialmente al Papa; en todo caso, el Emperador no llegó a ver cumplidos sus deseos, pues San Adrián enfermó durante el viaje y murió en Módena, en julio o en septiembre. Fue sepultado en la iglesia abacial de San Silvestre de Nonántola. El pontificado de San Adrián duró 14 o 16 meses; lo poco que sabemos sobre él, no nos proporciona ningún detalle sobre su santidad personal, pero lo cierto es que, desde su muerte, empezó a venerársele como santo en Módena.
Poco después de su muerte fue proclamado santo, pero su canonización fue impugnada y no fue confirmada hasta que León XIII dictó, el 2 de diciembre de 1891, un decreto por el que se reconocía oficialmente el culto de Adriano III.
Durante el breve pontificado de San Adriano III, Roma se vio asolada por la carestía y el Papa hizo cuanto estuvo en su mano por aliviar los sufrimientos del pueblo. Flodoardo, el cronista de la diócesis de Reims, le alaba como padre de sus hermanos en el episcopado.
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