San Apolinar de Valence


                                                    

                                                 Obispo de Valence. 520.

San Hesiquio, Obispo de Vienne (Francia), tenía 2 hijos. El más joven de ellos fue el famoso San Avito de Vienne, el otro fue San Apolinar de Valence. Apolinar nació hacia el año 453 y se educó bajo la dirección de San Mamerto.

Vivió en los tiempos de la incursión de los bárbaros, y una época infeliz de Valence, donde era la sede central del recientemente fundado Reinado de Borgoña, el cual fue escandalizado por el inmoral Obispo Maximus, y por consecuencia la sede estaba vacante por 50 años. Apolinar era de familia de nobles y santos. Tenía un poco más de 20 años cuando fue ordenado como sacerdote. En el año 486, cuando tenia 33 años, se le asignó como Obispo de esa sede que estuvo vacante por mucho tiempo en Valencia, y bajo su fervoroso cuidado pronto Valencia recuperó su anterior gloria.

Los abusos se corrigieron y la moral se reformó. El Obispo era tan querido que las noticias de su primera enfermedad llenaron a la ciudad de consternación. Su recuperación fue milagrosa. San Apolinar estuvo presente en la Conferencia de Lyons, entre los arrianos y los católicos, la cual se llevó a cabo en presencia del Rey Gondebaud. Se distinguió allí por su elocuencia y su aprendizaje.

Una memorable contienda en defensa del matrimonio lleva a San Apolinar de nuevo a una especial preeminencia. Esteban, el Tesorero del reino, estaba viviendo en incesto. Los 4 Obispos de la provincia le ordenaron se separara de su pareja, pero este apeló al Rey, quien apoyó a su oficial y exilió a los 4 Obispos a Sardinia. Como ellos se rehusaron a ceder, el Rey reconsideró, y después de algún tiempo les permitió volver a sus sedes, con la excepción de Apolinar, quien se mostró particularmente molesto, y se le mantuvo como prisionero por casi un año. Por fin el Rey, afligido con una grave enfermedad, se arrepintió, y la Reina en persona le rogó a Apolinar ir a la corte para que restableciera la salud del monarca. Ante su negación, la Reina le pidió la túnica para cubrir al enfermo. La petición fue concedida, el Rey se curó, y fue a rogarle la absolución por su pecado. 

Apolinar tenia 64 años cuando regresó a Sardinia en Valence, y su gente le dio la bienvenida con muchas demostraciones de afecto y alegría. Murió después de un episcopado de 34 años, a la edad de 67 años. Su vida terminó, como empezó, en el constante ejercicio de las mas sublime santidad.



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