San Benigno de Dijon
Sacerdote. Mártir. 179. Siglo II.
Es un hecho histórico que Benigno sufrió el martirio como consecuencia de una persecución en el siglo III y fue honrado públicamente como un mártir.
Según Gregorio de Tours la gente sencilla reverenciaba su tumba; pero el Obispo Gregorio de Langre en el año 539, deseaba poner fin a dicha veneración, porque él creía que la tumba pertenecía a un pagano. Al enterarse por medio de una visión en una noche que la tumba pertenecía al santo mártir Benigno, hizo restaurar el sarcófago, y construyó una Basílica sobre ella. En el análisis final, uno tiene la impresión de que estos "inventos" de reliquias, que fueron frecuentes durante la Edad Media, a menudo correspondían a intentos de la jerarquía eclesiástica para recuperar la devoción popular y guiarla a figuras ortodoxas, no siempre auténticas.
Estos acontecimientos no tienen bases históricas. De acuerdo a ellas, San Policarpio de Esmirna, había enviado a Benigno como misionero a Dijon, donde trabajó como sacerdote y donde finalmente murió como mártir. Duchesne ha probado que estas "Actas" pertenecen a otro grupo entero de leyendas que emergieron a principio del siglo VI, y que pretendían describir los comienzos del Cristianismo en las ciudades de esa región de Valencia. Todas son falsificaciones al igual que no posee ningún valor histórico.
Aunque el Martirologio Romano afirma que San Benigno fue discípulo de San Policarpo en Esmirna y que fue martirizado en Dijon, durante el reinado de Marco Aurelio, Alban Butler sólo se atreve a decir que fue un misionero romano que sufrió el martirio en Dijon, “probablemente en el reinado de Aureliano”. Pero aun esto es demasiado, ya que no sabemos dónde nació San Benigno, y la fecha que Butler fija es, probablemente, bastante posterior. No es imposible que San Benigno haya sido discípulo de San Ireneo de Lyon y que le hayan martirizado en Epagny. Aunque más tarde empezó a venerársele en Dijon, lo cierto es que, a principios del siglo VI, no se le conocía ahí.
Según la tradición, San Policarpo de Esmirna lo envió a la Galia con San Andoche, sacerdote, y Santo Tirso, diácono, que son venerados en Saulieu como evangelizadores y mártires. Fue recibido en Autun por San Fausto, padre de San Sinforiano, y por su hermana Santa Leonille de Langres. El evangeliza primeramente esta ciudad bautizando a los tres hermanos gemelos (Eleusipo, Espeusipo y Meleusipo), después fue a Dijon.
El Emperador Marco Aurelio, le condenó y fue sometido a diversos tormentos. Habitualmente es representado con punzones clavados en los dedos, los pies hundidos en plomo fundido, una barra de hierro empotrada en la cabeza y lanzas atravesándolo.
Reliquias del Santo
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