San Mateo Apóstol o Evangelista
Apóstol y evangelista. Mártir. 60.
Mateo, el hijo de Alfeo (Marcos 2:14) era un gálata (aun cuando Eusebio nos informa que era sirio).
Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente. Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios.
Cuando fue llamado por Jesús, Mateo se levantó, lo siguió y le ofreció un banquete en su casa, en donde recaudadores de impuestos y pecadores estaban sentados a la mesa con Cristo y sus discípulos.
Esto levantó una protesta por parte de los fariseos a quienes Jesús reprendió con las siguientes palabras de consuelo: "Porque no he venido a llamar a los justos, sino a pecadores".
En los Evangelios no hay más alusiones posteriores hechas a Mateo, con excepción en la lista de los Apóstoles. Como discípulo y apóstol siguió a Cristo, acompañándolo hasta el momento de su Pasión.
En Galilea fue uno de los testigos de su Resurrección. Él también estuvo entre los Apóstoles que estuvieron presentes durante la Ascensión; después se retiraron a una cámara superior en Jerusalén en donde oraron en unión de María, la Madre de Jesús, y de sus hermanos (Hechos 1:10 y 1:14).
Después de la ascensión del Señor, San Mateo predicó varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Poco antes de esta dispersión escribe su Evangelio, siendo el primero de los cuatro, tal como lo atestigua Papías, obispo de Hierápolis, el cual es citado en la Historia Eclesiástica por Eusebio: "Mateo ordenó (compuso) las palabras (logia) del Señor en lengua hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego como pudo". Su Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los judíos. El Apóstol San Bartolomé llevó una copia a la India y la dejó ahí.
Según varias fuentes apócrifas, que no siempre coinciden en todos los detalles, luego de predicar en Judea, fue a predicar entre los partos y los persas, pero sobre todo en Etiopía, donde venció a dos magos que se hacían adorar como dioses y a los dragones que los acompañaban.
Después resucitó a la hija del rey Egipo (o Hegesipo). Fue martirizado por oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, la cual se había convertido al cristianismo por la predicación del Apóstol. Fue muerto a filo de espada cuando estaba orando al pie del altar después de misa, lo cual le vale otro de los atributos de su iconografía: la espada, que a veces se cambia por alabarda o hacha.
Los Padres de la Iglesia quisieron encontrar las figuras simbólicas de los 4 Evangelistas en los 4 animales mencionados por Ezequiel y en el Apocalipsis de San Juan. Al propio San Juan lo representa el águila que, en las primeras líneas de su Evangelio, se eleva a las alturas para contemplar el panorama de la eterna generación del Verbo. El toro le corresponde a San Lucas que inicia su Evangelio con la mención del sacrificio del sacerdocio. El león es el símbolo de San Mateo, quien explica la dignidad real de Cristo; sin embargo, San Jerónimo y San Agustín, asignan el león a San Marcos y el hombre a San Mateo, ya que éste comienza su Evangelio con la humana genealogía de Jesucristo.
En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso libro que él escribió: "El evangelio según San Mateo". Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes.
San Mateo en su evangelio (palabra que significa: "Buenas Noticias") copia sermones muy famosos de Jesús, como por ejemplo: El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.
El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo.
Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo.
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