San Pacomio

 

                                            Monje. Fundador de Monasterios. 346.

Fue un soldado romano del siglo IV que luchó en el bando de Majencio en la Segunda Tetrarquía. Pacomio es generalmente reconocido como fundador del monacato cenobita cristiano. Las iglesias coptas celebran su festividad el 9 de mayo, y las Iglesias Ortodoxa y Católica el 15 o 28 de mayo. En la Iglesia Luterana es recordado como un renovador de la Iglesia, junto con su contemporáneo (y también santo del desierto), San Antonio Abad el 17 de enero. 


Considerado padre del monacato cenobítico, se convirtió al cristianismo en el transcurso de un viaje a Alejandría, altamente impresionado por las buenas cualidades que pudo ver entre los cristianos de aquellas tierras, en especial la caridad. Fue entonces cuando decidió retirarse como ermitaño para llevar una vida de oración y austeridad, junto a uno de los templos de Serapis que por aquel entonces se hallaba en ruinas. Pacomio es conocido como uno de los Padres del yermo

Pacomio nació de padres paganos en la Tebaida Superior (Egipto) hacia el año 292. A los 20 años fue llamado al servicio militar en los ejércitos imperiales. Durante la travesía del Nilo, que se realizó en pésimas condiciones, los cristianos de Latópolis, compadecidos de Pacomio y sus compañeros, los trataron con gran bondad. Pacomio no olvidó nunca ese ejemplo de caridad. 

Tan pronto como terminó el servicio militar, volvió a Khenoboskion, donde había una iglesia cristiana, y entró a formar parte de los catecúmenos. Después del bautismo, su principal preocupación fue encontrar la manera de corresponder totalmente a la gracia que había recibido. 

Cuando oyó decir que un ermitaño llamado Palemón servía a Dios con gran perfección en el desierto, fue a buscarle y le rogó que le tomase por discípulo. El anciano anacoreta no le ocultó las dificultades de la vida solitaria, pero Pacomio no se amedrentó. Después de prometer obediencia a su maestro, recibió el hábito. 

Ambos anacoretas llevaban una vida muy austera. Sólo comían pan y sal; no bebían vino ni empleaban aceite; oraban buena parte de la noche y, con frecuencia, pasaban la noche sin dormir. Unas veces recitaban juntos todo el salterio; otras, se dedicaban al trabajo manual en tanto que su espíritu oraba.

Un día que Pacomio había ido, como acostumbraba hacerlo de vez en cuando, a un vasto desierto de las riberas del Nilo, llamado Tabennisi, oyó una voz que le ordenaba fundar ahí un monasterio; al mismo tiempo, se le apareció un ángel, el que lo instruyó sobre la vida religiosa. Pacomio contó lo sucedido a Palemón, quien se trasladó con él, a Tabennisi, hacia el año 318, lo ayudó a construir una celda y permaneció con él algún tiempo.


Pacomio estableció su primer monasterio entre 318 y 323 en TabennisiEgipto. Su hermano mayor Juan se le unió y pronto más de 100 monjes vivían cerca. Pacomio se dispuso a organizar estas celdas en una organización formal. Hasta entonces, el ascetismo cristiano había sido solitario o eremítico, y los monjes o monjas vivían en cabañas individuales o en cuevas y se reunían solamente para las misas ocasionales. 

Pacomio creó la comunidad u organización cenobita, en la cual los monjes o monjas vivían juntos y mantenían su propiedad en común bajo el liderazgo de un abad o abadesa. Pacomio se dio cuenta de que algunos, familiarizados solo con la vida eremítica, podían llegar a enojarse rápidamente si las preocupaciones distractoras de la vida cenobita les eran asignadas de manera demasiado abrupta. Por tanto, les permitió dedicar su tiempo entero a los ejercicios espirituales, haciéndose cargo él mismo de todas las tareas administrativas de la comunidad. La comunidad le aclamó como “Abba” (“padre” en Hebreo), de donde viene la palabra “Abad.”.

Después de varias desilusiones, pudo juntar un número cada vez más numeroso de hombres que sí deseaban santificarse en común. La comunidad llegó a contar con más de un millar, y los otro 8 Monasterios fundados por Pacomio en la Tebaida también tenían varios centenares de monjes. La regla que redactó para ellos era tan sabia y revelaba tal conocimiento del corazón humano que inspiró a todas las que se elaboraron después. Poco antes de su muerte, San Antonio el Grande decía de él que era el alma más santa que había llegado a conocer.


En primer lugar, se le unió su hermano mayor, luego vinieron otros, pero todos en busca de la vida eremítica, con algunas modificaciones propuestas por Pacomio (por ejemplo, las comidas en común). No obstante, pronto comenzaron a llegar discípulos capaces de acogerse a sus planes. Pacomio demostró gran sabiduría en su forma de tratar a estos primeros reclutas. Se dio cuenta de que los hombres, familiarizados sólo con la vida eremítica, podrían sentirse incómodos en poco tiempo, si se les forzaba a adoptar de forma abrupta las obligaciones de la vida cenobítica. Por lo tanto, les permitió dedicar todo su tiempo a los ejercicios espirituales, mientras él se encargaba de los trabajos pesados que exige la vida en comunidad. Aunque se amplió en varias oportunidades, el Monasterio de Tabennisi.  pronto resultó insuficiente, y se fundó otro en Pabau (Faou). Al poco tiempo, un Monasterio de Chenoboskion se unió a la Orden y, antes de la muerte de Pacomio, había 9 Monasterios de su Orden para hombres y dos para mujeres.

                               

¿De dónde le vino a Pacomio la idea de la vida cenobítica?. El escritor Weingarten, sostenía que Pacomio había sido antes un monje pagano, basado en el hecho de que, después de su bautismo, Pacomio se fue a vivir en un edificio que, según sostenían las personas mayores, había sido anteriormente un templo de Serapis. 

Preuschen demostró que los supuestos monjes de Serapis no eran monjes en absoluto. Eran personas que habitaban en un templo y practicaban la "incubación"; es decir, el dormir en el templo para tener sueños con oráculos. Sostiene que Pacomio era simplemente un monje de Serapis. 

Otra teoría dice que las relaciones de Pacomio con los ermitaños se tornaron tensas y que él se había acobardado ante sus extremas austeridades. Esta teoría se derrumba también al confrontarla con los hechos. Pacomio siempre tuvo una relación muy afectuosa con el anciano ermitaño Palemón, quien le ayudó a construir su Monasterio. Nunca hubo rivalidad entre los ermitaños y los cenobitas. Pacomio quería que sus monjes emularan las costumbres austeras de los ermitaños; redactó una regla que facilitaba las cosas para los menos aptos, pero no eliminó el ascetismo extremo en los más capaces.


Las comidas se servían en común, pero quienes lo desearon podían abstenerse de tomarlas y se les animaba a que lo hicieran; se les dejaba en sus celdas una ración de pan, sal y agua. Todo parece indicar que Pacomio consideraba la soledad de la vida eremítica como un obstáculo para las vocaciones y consideraba que la vida cenobítica tenía un rango más alto.

Para que los pastores pudiesen asistir a los divina liturgia, fundó también una iglesia, en la que ejerció algún tiempo el cargo de Lector; pero sus discípulos no pudieron nunca persuadirle a que recibiese la ordenación sacerdotal ni a permitir que sus monjes se ordenasen, aunque no rehusaba la admisión en el Monasterio a quienes ya eran sacerdotes.

Pacomio fue el primero en poner por escrito una regla. La primera regla estaba compuesta de oraciones conocidas y de uso general, como el Padre Nuestro. Los monjes debían rezarlas a diario. A medida que se desarrolló la comunidad, la regla se elaboró con preceptos tomados de la Biblia. Creó una regla que hacía las cosas más fáciles para los menos austeros, pero que no limitaba el ascetismo más extremo de los más fuertes. La Regla buscaba un balance entre oración y trabajo y entre la vida comunitaria y la soledad. El día se organizaba alrededor de la liturgia, con tiempo para el trabajo manual y las lecturas devocionales.

Los ayunos y el trabajo se distribuían de acuerdo con la fuerza del individuo. Cada monje recibía algo de comida y ropa. Se ofrecían comidas comunes, pero aquellos que quisieran ausentarse podían hacerlo, y se dejaba pan, sal y agua en sus celdas. En los monasterios Pacomianos se dejaba al gusto personal de cada monje determinar su propia orden de vida. Así pues, las horas de las comidas y la duración de sus ayunos los decidían cada uno, podían comer en común con los demás o pedir que les llevaran pan y sal a sus celdas cada día o cada dos días.

La Regla de Pacomio fue traducida al latín por Jerónimo. San Honorato de Arlés siguió la Regla de San Pacomio. Basilio el Grande y Benito de Nursia adaptaron en incorporaron partes de ella en sus reglas.

Con esta regla monástica sentó las bases para lo que fuera más tarde el Ora et labora que proclamó San Benito. Los monasterios creados por Pacomio llegaron a ser centros fabriles de producción, con un recinto rodeado por un muro, en el que había cabida hasta para mil monjes repartidos en las distintas casas.​ Dentro del cercado había distintas edificaciones y en cada una trabajaban y oraban cuarenta monjes. A su vez cuatro de estos edificios formaban una tribu con 160 monjes. Al frente del conjunto del monasterio había un abad. Cada cierto tiempo se reunían todos los frailes para tratar asuntos comunes y de religión. Estas reuniones se hicieron célebres con el nombre de pacomiasLa vida monástica de los pacomios tuvo gran aceptación entre las comunidades cristianas.

 San Pacomio se opuso valientemente a los arrianos y,  en el año 333, recibió la visita de San Atanasio. A instancias de su hermana, a la que nunca quiso volver a ver, construyó un Convento para religiosas del otro lado del Nilo. 

Convocado ante un Sínodo en Latópolos para responder a ciertas acusaciones, San Pacomio dio muestras de tal humildad, que todos quedaron maravillados.



El Santo murió durante una epidemia que diezmó a los monjes. A su muerte, había ya 3000 monjes en los 9 monasterios que dirigía. Casiano cuenta que cuanto más numerosas eran las comunidades, más perfecta era su disciplina, ya que todos los monjes obedecían al Superior con la prontitud de una sola persona.


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