San Virila de Navarra
Abad de Leyre. 950.
Fue un monje nacido en las inmediaciones del Monasterio San Salvador de Leyre (Navarra, España), del que llegó a ser Abad. Fue hombre muy preocupado por el más allá.
Al parecer, atormentaba al santo Abad, el pensamiento de la eternidad celestial y el miedo al aburrimiento en tan larga vida. Salió un día, monte arriba, internándose en el bosque cercano con estas meditaciones que leía en un libro. En la espesura del bosque, aparece un ruiseñor, que con sus trinos distrae su atención de la lectura escatológica, apartándolo hasta una fuente. Aquellos trinos maravillosos le sumieron en tal éxtasis que permaneció allí en un místico ensueño, como escuchando la voz de un ángel que cantara la gloria divina, durante 300 años.
Pasados tres siglos, cuando volvió al monasterio quedó atónito, los monjes ya no llevaban el hábito negro de San Benito, sino el blanco de los cistercienses, porque en el curso de este tiempo había habido violentísimas y escandalosas luchas entre ambas Órdenes por la posesión de Leyre.
San Virila no se había enterado de nada, tres siglos habían pasado para él, como suele decirse, en un vuelo, o, mejor, en un trino. La belleza que identificaba con Dios le permitió olvidarse del tiempo y sobrevolar la política, actitud según algunos poco recomendable (aunque en el Evangelio Cristo dice a María que ella ha elegido bien).
El Monasterio se revoluciona por el milagro acaecido, y en pleno Te Deum de acción de gracias se abre la bóveda de la iglesia y se oye la voz de Dios "Virila, tú has estado 300 años oyendo el canto de un ruiseñor y te ha parecido un instante. Los goces de la eternidad son mucho más perfectos". Un ruiseñor entra entonces por la puerta de la iglesia con un anillo abacial en el pico, y lo coloca en el dedo del Abad, que lo fue hasta que Dios lo llamó a comprobar la gloria eterna.
En los alrededores del Monasterio se encuentra la Fuente de San Virila. La leyenda es un clásico teológico de los goces de la eternidad, y habría de tener amplia repercusión literaria en el mundo occidental, como sucedió en el monasterio benedictino flamenco de Afflighem entre 1122-1195; o como en Francia, donde hay una traducción del Obispo de París realizada en 1195; o reproducido también en el año 1212 por Jacobo de la Vorágine.
Aunque se ha dicho que el culto a San Virila se remonta a 1011, la noticia proviene de documentos interpolados o falsificados y sería más prudente retrasar la fecha a 1037 o a la segunda mitad del siglo XI. Su fiesta se celebra el 1 de octubre. Sus reliquias permanecieron en el monasterio hasta el segundo intento desamortizador, momento en el que fueron trasladadas a Tiermas (1820), pueblo aragonés vecino que se consideraba como lugar de origen del santo. En 1825 volvieron a Leire, salvo una pequeña porción que quedó allí. A resultas de la definitiva desamortización, fueron trasladadas a la catedral de Pamplona. En 1964, Tiermas devolvió al monasterio las reliquias que conservaba.
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