Santa Amalberga de Tamise

 

                                                                 Virgen. 773.

Era parienta de Pipino el Breve. Nació en las Ardenas (Bélgica), y fue educada por Santa Landrada, abadesa en Münsterbilsen. Desde su primera infancia se distinguió por su inocencia, piedad,  y gran belleza.  El rey Pipino, visitó un día la abadía con una numerosa comitiva, y quiso fuese la esposa de su hijo Carlomagno, pero ella se negó, pues ya tenía pensado dedicarse al Señor.

La cosa pareció calmarse, porque Pipino casó a Carlomagno con la princesa lombarda Hildegard, mientras Amalberga se había refugiado en Andenne, en el monasterio de Santa Begga. A la muerte de sus padres, tuvo que hacerse cargo de los bienes de sus padres y se hospedó donde Hunrod, un noble favorito de Carlomagno. Tan pronto como el rey oyó que la joven estaba en la casa de su favorito, retomó su decisión de que fuera su mujer y reina. Carlomagno repudió a Hildegard, incumplió sus votos nupciales, para contraer el nuevo matrimonio, pero Amalberga le respondió que la existencia de una esposa legítima era impedimento de su pasión. Entonces huyó con su hermano Rodin, a Villevorde, luego a Meteren y finalmente a Temsche. Carlomagno se enteró de donde estaba, y se fue a buscarla, pero ella, que era muy lista, había pedido le rapasen la cabeza y le impusiesen el velo. Carlomagno entró al templo, la agarró del brazo y le arrancó el velo, al comprobar su consagración estalló en cólera, intentó sacarla por la fuerza, pero ella no se movió del sitio y el príncipe se rompió un brazo. Ahí quedó Carlomagno convencido y se fue a su casa.

Según una leyenda popular, cuando huía desde Meteren a Temsche, al llegar a la orilla del río no encontró ninguna embarcación y un esturión enorme, salió del agua y presentó su espalda, ella lo montó, y la llevó al otro lado del río. En memoria de este milagro, un esturión es ofrecido anualmente por los pescadores, en el tercer día en la semana de Pentecostés en la capilla de Santa Amalberga en Temsche.

La santa, ya consagrada, erigió una iglesia en honor de la Virgen María en Temsche. Allí aún hay una fuente donde sucedió el milagro del colador: hubo una sequía y la única fuente estaba en el campo de un avaro, que no dejó que nadie se acercase a buscar agua. Como los cultivos se morían. Amalberga fue a la fuente con un colador o tamiz, lo llenó de agua, y sin perder una gota, la llevó a un campo cercano, derramó el agua y nació la tal fuente, con agua para todos. También se cuenta que en Meteren desterró a una manada de ocas que desenterraban y devoraban el grano recién sembrado.

Murió en el 772, a los 31 años y sus reliquias se trasladaron en el 870 a San Pedro de Gante, pero fueron destruidas por los calvinistas en 1578. Se representa con un tamiz o colador en la mano, un esturión a su lado, pisando una corona (signo de su rechazo al trono). No hay que confundirla con la Santa Amalberga o Amelia de Gante, viuda, que se venera este mismo día y es la madre de los Santos Gúdula, Emenbert, Raineldis y Faraílde.

Muchos milagros son atribuidos a ella, entre otros, la cura de Carlos que enfermó por la rudeza con que había tratado a la santa. Murió a sus 31 años, cinco años después de Carlos ascender al trono.

En realidad, Amelia fue una religiosa de Munsterbilzen, en Bélgica, y recibió el hábito de manos de San Wilibrordo.


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