Santa Catalina de Alejandría
Virgen.
Mártir. 304.
Santa Catalina nació en Alejandría en la segunda mitad del siglo III en el año 290. Descendía de una familia de abolengo y se distinguía por su inteligencia, erudición y belleza. Muchos ricos y nobles pretendientes pedían su mano. La madre y los parientes trataban de convencerla para que se case, pero Catalina no se decidía y decía a sus allegados: "Si quieren que me case entonces encuéntrenme alguien quien me igualare en la hermosura y erudición".
Dios hizo que Catalina conozca a un anacoreta, hombre inteligente y de vida ejemplar. Examinando con Catalina los méritos de sus pretendientes el anacoreta dijo: "Yo conozco al novio que es superior en todo a ti. No hay nadie igual." Después él, le dio el icono de la Santísima Virgen, prometiendo que Ella ayudaría a Catalina a ver al Singular Novio". Durante la próxima noche, adormecida Catalina vio a la Reina Celestial rodeada de ángeles parada delante de ella con el Niño que resplandecía como el Sol. Fueron vanos los esfuerzos de Catalina para ver su rostro. Él se daba vuelta. "No desprecies a tu creación (pedía la Madre de Dios a su Hijo) dile lo que tiene que hacer para ver tu imagen brillante, tu Rostro." "Que ella regrese y pregunte al anacoreta" contestó el Niño.
Este singular sueño asombró a la joven. Ni bien amaneció, ella fue a ver al anacoreta. Se arrodilló a sus pies pidiendo consejo. El anacoreta le explicó detalladamente sobre la verdadera fe, sobre la vida en el paraíso de los justos y sobre la perdición de los pecadores. La sabia joven comprendió la superioridad de la fe cristiana sobre la pagana. Creyó en Jesús como el Hijo de Dios y se bautizó. Y entonces la luz divina entró en ella y la llenó con una gran alegría.
Cuando Catalina regresó a su casa con su alma renovada, ella rezó durante mucho tiempo agradeciendo a Dios por la gracia otorgada. Durante la oración se quedó dormida y vio nuevamente a la Madre de Dios. Ahora el Niño Divino la miraba con benevolencia. La Santísima Virgen tomó la mano derecha de la joven y el Niño le puso un maravilloso anillo, diciendo: "No tengas otro novio terrenal".
Catalina comprendió que a partir de ese momento ella estaba comprometida con Cristo y se despertó con mayor alegría en su corazón. A partir de este sueño ella cambió completamente. Se hizo humilde, benévola y amable. Empezó a rezar a Dios frecuentemente pidiendo su guía y ayuda. Única meta que la entusiasmaba era vivir para Cristo.
Poco tiempo después vino a Alejandría, Maximiano (años 286-305) codirigente del Emperador Diocleciano. Él envió mensajeros a las ciudades de Egipto para invitar al pueblo a la fiesta en honor a los dioses paganos. Catalina estaba muy triste porque el Emperador, en vez de ayudar a instruir al pueblo, extendía la superstición pagana. Cuando llegó el día de la fiesta, ella fue al templo pagano, donde estaban reunidos los sacerdotes paganos, la nobleza y el pueblo y dijo sin miedo al Emperador: "¡Emperador, no te da vergüenza orar a los repugnantes ídolos!. Conozca al verdadero Dios eterno e infinito. Con Él los reyes reinan. Él bajó a la tierra y se hizo hombre para nuestra salvación".
Maximiano se enojó con Catalina por la falta de respeto hacia la dignidad imperial y ordenó encarcelarla. Después, ordenó a la gente erudita convencer a Catalina de la autenticidad de la religión pagana. Durante varios días ellos exponían diferentes argumentos en pro de la religión pagana, pero Catalina los vencía con su lógica y con sus razonamientos les demostraba que no tenían razón. Ella les demostraba que solamente puede existir un sólo sabio, creador de todo, quien con sus perfecciones se eleva infinitamente sobre los dioses paganos. Finalmente, los sabios paganos tuvieron que admitir que perdieron con argumentos imbatibles de Catalina. Sin embargo, al sufrir la derrota sobre el campo intelectual, Maximiano no dejó su intención de convencer a Catalina. La llamó y trato de seducirla con regalos, promesas de favores y gloria. Pero Catalina no se dejó seducir.
Maximiano tuvo que ausentarse de la ciudad por un corto período. Su esposa, la Emperatriz Augusta, quien escuchó mucho sobre la sabiduría de Catalina, quiso verla. Se encontró con ella y después de hablar con Catalina, Augusta se hizo cristiana.
Cuando Maximiano regresó a Alejandría, él llamó nuevamente a Catalina. Esta vez, él sacó su máscara de benevolencia y empezó a amenazarla con torturas y muerte. Después mandó traer las ruedas con sierras y ordenó matarla de esta horrible manera. Pero, ni bien empezaron las torturas, una fuerza invisible rompió el instrumento de tortura y Santa Catalina quedó ilesa.
Cuando la Emperatriz Augusta supo lo que pasó, vino a ver a su esposo y empezó a reprocharle como podía él desafiar al mismo Dios. El Emperador se enfureció por la intervención de su esposa y ordenó matarla allí mismo.
Al otro día Maximiano llamó a Catalina por última vez y le ofreció ser su esposa, prometiendo todos los bienes materiales. Pero Santa Catalina no quiso saber nada. Viendo la inutilidad de todos sus esfuerzos el Emperador ordenó matarla y un guerrero la decapitó en el año 304.
Más tarde las santas reliquias de la mega mártir Catalina fueron llevadas al monte Sinaí y allí están en el monasterio que lleva su nombre. El Emperador Pedro El Grande donó para sus reliquias un relicario de gran valor.
Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí (Egipto)Sepulcro de la Santa en el Monasterio del Monte Sinaí
Mano Incorrupta de la Santa en el Monasterio del Monte Sinaí
Desde el siglo X o aun antes, se venera mucho en el Oriente a Santa Catalina de Alejandría. Sin embargo, desde la época de las Cruzadas hasta el siglo XVIII, la santa fue todavía más popular en Occidente.
En efecto, se le dedicaron numerosas iglesias y se celebraba su fiesta con gran solemnidad; se la incluyó en el número de los 14 Santos Protectores y se la veneró como patrona de las estudiantes, de los filósofos, de los predicadores, de los apologistas, de los molineros, etc. Adán de San Víctor escribió un poema en su honor. Su voz fue una de las que oyó Santa Juana de Arco.
La Rueda
Uno de los instrumentos de tortura que ha sido más empleado a lo largo de la Historia es la rueda. Ha tenido numerosas variantes: la de cuchillas, la que se hace girar sobre brasas encendidas, la horizontal, la vertical, e incluso diversas que funcionaban al mismo tiempo dispuestas sobre un armazón.
Las actas de la mártir Catalina de Alejandría nos dicen que este instrumento fue inventado por un tal Cursato exclusivamente para ella, pero esto no parece creíble. La rueda ya se usaba en la antigua Persia y se siguió usando hasta la Edad Media y Moderna, de la mano de la Inquisición.
El funcionamiento era complejo, las había diseñadas para triturar los huesos y otras para desgarrar la carne, algunas desmembraban directamente el cuerpo. Quien era sometido a la rueda ya no podía valerse luego por sí mismo. Por ello, muchas veces las actas de los mártires nos ilustran liberaciones milagrosas y destrucciones prodigiosas de esta máquina, porque de funcionar bien, lisiaba de por vida y admitirlo no era edificante ni consolador. Aunque tampoco es imposible que más de una vez se quedara trabada o se rompiera debido a su estructura compleja.
Las mártires cristianas más conocidas que padecieron esta tortura fueron:
Santa
Augusta de Serravalle: misma variante que en el caso de
Catalina.
Santa
Cristina de Bolsena: variante de la rueda puesta a girar
sobre una inmensa hoguera.
Santa
Eufemia de Calcedonia: variante de rueda girada sobre brasas.
Santa
Juana de Arco: no está probado que llegara a padecer
el tormento, pero sí se nos ha dicho que la doncella de Orleáns fue amenazada
con la rueda si no confesaba todo lo que le habían dicho sus voces, y se hizo
una demostración ante sus ojos de cómo funcionaba la máquina. La variante que
usaba la Inquisición era la de cuchillas.
Santa Catalina es patrona de aquellos oficios donde está presente la rueda, o al menos piezas que se asemejan a ésta, como son los relojeros, los zapateros, los carreteros, los guarnicioneros, etc. Por extensión, cualquier otro mártir que hubiese padecido este tormento podría ser invocado para lo mismo.
En general nunca se
admite que esta horrenda máquina llegara a herir debido a la irreversibilidad
de las lesiones que producía. Con todo, en la Antigüedad no era de los sistemas
de tortura más preferido por el régimen romano, su uso se restringe
mayoritariamente a la zona oriental y africana del Imperio. Y naturalmente,
huelga decir que todo tormento se ejecutaba en público y con la completa
desnudez de la víctima, cosa que por pudor y piedad, también eluden mencionar
las fuentes y la mayoría de representaciones artísticas.
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