Santa Cecilia de Roma

 

                                                           Virgen. Mártir.177.

Patrona de la música de la iglesia, murió en Roma. De Rossi localizó el sepulcro de Cecilia en las catacumbas de Calixto, en una cripta adjunta a la capilla de la cripta de las Papas; un nicho vacío en una de las paredes que una vez contuvo, probablemente, el sarcófago con los restos de la santa. 


Entre los frescos posteriores que adornan la pared del sepulcro, aparece dos veces la figura de una mujer ricamente vestida, y el Papa Urbano, quién tuvo una relación estrecha con la santa, según las Actas de su martirio, aparece pintado una vez.

Cecilia, una virgen de una familia senatorial y cristiana desde su infancia, fue dada en matrimonio por sus padres a un noble joven pagano, Valeriano. Cuando, tras la celebración del matrimonio, la pareja se había retirado a la cámara nupcial, Cecilia dijo a Valeriano que ella se había desposado con un ángel que celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía tener el cuidado de no violar su virginidad. Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la tercera piedra miliaria de la Vía Apia dónde debía encontrarse con el Papa Urbano.


El diálogo, según la tradición, transcurrió así: Cecilia: “Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí." Valeriano replicó: "Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides." Cecilia le dijo: "Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel."


Valeriano obedeció, fue bautizado por el Papa y regresó como cristiano ante Cecilia. Entonces se apareció un ángel a los dos y los coronó con rosas y azucenas.


 Cuando Tiburcio, el hermano de Valeriano, se acercó a ellos, también fue ganado para la Cristiandad. Como niños celosos de la Fe ambos hermanos distribuyeron ricas limosnas y enterraron los cuerpos de los confesores que habían muerto por Cristo.



El Prefecto, Turcio Almaquio, los condenó a muerte; el funcionario del Prefecto, Máximo, fue designado para ejecutar la sentencia, se convirtió y sufrió el martirio con los dos hermanos. Sus restos fueron enterrados en una tumba por Cecilia. 



Ahora la propia Cecilia fue buscada por los funcionarios del Prefecto. Antes de que fuera apresada, dispuso que su casa debiera conservarse como un lugar de culto para la Iglesia romana. El Papa Urbano fue a visitarla en su casa y bautizó ahí a 400 personas, entre las cuales se contaba a Gordiano, un patricio, quien estableció en casa de Cecilia una iglesia que Urbano consagró más tarde a la santa.

Después de una gloriosa profesión de fe, fue condenada a morir asfixiada en el baño de su propia casa. 


Pero, cuando permaneció ilesa en el ardiente cuarto, el Prefecto decidió su decapitación en ese lugar. El ejecutor dejó caer su espada tres veces sin separar la cabeza del tronco y huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre.

 Vivió tres días, hizo disposiciones en favor de los pobres y dispuso que después de que su muerte, su casa debía dedicarse como templo. Urbano la enterró entre los Obispos y los confesores, es decir, en la catacumba de Calixto.


El relato así no tiene valor histórico; es un romance pío, como tantos otros recopilados en los siglos V y VI. La referencia histórica más antigua sobre Cecilia se encuentra el Martyrologium hieronymianum, lo que indica que en el siglo IV, la Iglesia romana ya la conmemoraba. En este martirologio, el autor menciona su nombre el 11 de agosto, que es la fiesta del mártir TiburcioPero evidentemente se trata una adición equivocada y tardía, debido al hecho de que este Tiburcio, que fue enterrado en la vía Labicana, fue identificado erróneamente con Tiburcio, el cuñado de Cecilia mencionado en las Actas de Santa Cecilia.


 La existencia de los mencionados mártires, sin embargo, es un hecho histórico. Su iglesia en el barrio del Trastévere de Roma fue reconstruida por Pascual I (817-824), en cuya ocasión el Papa deseó transferir sus reliquias allí; al principio, sin embargo, no pudo encontrarlas y creyó que habían sido robadas por los lombardos.


 En una visión vio a Santa Cecilia que lo exhortaba a continuar su búsqueda porque había estado ya junto a ella, es decir, cerca de su tumba. Él, por consiguiente, renovó su propósito; y pronto el cuerpo de la mártir, cubierto con costosos ropajes de brocados de oro y con las ropas empapadas en su sangre a sus pies, fue definitivamente encontrado en la catacumba de Pretextato. 


Debieron ser llevados allí desde la catacumba de Calixto para salvarlos de los primeros saqueos de los lombardos a la vecindad de Roma. Las reliquias de Santa Cecilia, con las de Valeriano, Tiburcio y Máximo, también las de los Papas Urbano y Lucio, fueron trasladadas por el Papa Pascual, y enterradas de nuevo bajo el altar mayor de Santa Cecilia en el Trastévere.


Se construyó una capilla subterránea ricamente adornada bajo el pasillo central y, en ella, una ventana enrejada que se abre sobre el altar, que permite una vista de los receptáculos en los que reposan los huesos de los santos. En una capilla lateral de la iglesia se muestran, desde hace mucho tiempo, los restos del baño en que, según las Actas, Cecilia fue llevada a la muerte.

En 1599, el Cardenal Sfondrati restauró la iglesia en honor a la Santa en Transtévere y volvió a enterrar las reliquias de los 4 mártires. Según se dice, el cuerpo de Santa Cecilia estaba incorrupto y entero, por más que el Papa Pascual había separado la cabeza del cuerpo, ya que, entre los años 847 y 855, la cabeza de Santa Cecilia formaba parte de las reliquias de los Cuatro Santos Coronados. 



Se cuenta que, en 1599, se permitió ver el cuerpo de Santa Cecilia al escultor Maderna, quien esculpió una estatua de tamaño natural, muy real y conmovedora. "No estaba de espaldas como un cadáver en la tumba," dijo más tarde el artista, sino recostada del lado derecho, como si estuviese en la cama, con las piernas un poco encogidas, en la actitud de una persona que duerme." 


La estatua se halla actualmente en la iglesia de Santa Cecilia, bajo el altar próximo al sitio en el que se había sepultado nuevamente el cuerpo en un féretro de plata. Sobre el pedestal de la estatua puso el escultor la siguiente inscripción: "He aquí a Cecilia, virgen, a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros, en mármol, esta imagen de la santa en la postura en que la vi". De Rossi determinó el sitio en que la santa había estado originalmente sepultada en el cementerio de Calixto, y se colocó en el nicho una réplica de la estatua de Maderna.


¿Por qué es la patrona de los músicos?

Una explicación se basa en que, según dicen, la chica se dedicó internamente a cantar a Dios mientras los músicos tocaban en su boda, acordada por sus padres, aunque parece una explicación insuficiente. El Papa que la nombró patrona, dijo que había “demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música”.



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