Santos Abaco, Audifax, Marta y Maris
Mártires. 270.
Todos fueron martirizados en Roma en el 270. Se dirigieron a Roma, para visitar los sepulcros de los mártires y consolar a los cristianos que sufrían en la prisión. Maris y su esposa Marta, quienes pertenecían a la nobleza persa llegaron a Roma con sus hijos durante el gobierno del Emperador Claudio II. Como celosos cristianos, simpatizaban con los creyentes perseguidos y los socorrían, además enterraban los cuerpos de los que habían sido asesinados.
Esto los expuso a la venganza imperial; fueron capturados y entregados al juez Musciano que, siendo incapaz de persuadirlos para que abjuraran su fe, los condenó a varias torturas. Finalmente, cuando ningún sufrimiento era capaz de quebrantar su valor, Maris y sus hijos fueron decapitados en un lugar llamado Nymphae Catabassi, a 13 millas de Roma, y sus cuerpos fueron quemados. Martha fue arrojada dentro de un pozo. Una señora romana llamada Felicitas, después de haber tenido éxito afianzando los restos del padre y los hijos y también el cuerpo de la madre que había sido arrojado al pozo, tuvo las sagradas reliquias enterradas, en secreto, en una catacumba.
Éste el resumen de la Passio del siglo VI. Sucesivos estudios dan diversas formulaciones de estas vidas, encontrándose legendarios dos aspectos: el origen persa y el hecho de pertenecer a la misma familia. Debe tenerse presente que en las pasiones de los primeros siglos era frecuente la tendencia a transformar grupos de mártires en miembros pertenecientes a un mismo núcleo familiar.
Según los estudiosos, es probable que el grupo haya estado compuesto por cristianos, habitantes de Lorium, una villa imperial distante unos 20 kilómetros de Roma. Sobre el lugar del martirio, en el término de Boccea, surgió luego una iglesia, de la cual son aun visibles los restos, y que fue meta de peregrinación en el Medioevo.
En lo que respecta a sus reliquias, han tenido un destino complicado: algunas fueron trasladadas a Roma, a las iglesias de San Adrián y de Santa Práxedes, y parte de ellas, en el 828, fueron enviadas a Eginardo, el biógrafo de Carlomagno, que las donó, como era uso en ese momento, al monasterio de Selingenstadt.
Comentarios
Publicar un comentario