San Sabas de Serbia o el Iluminador
Arzobispo de Serbia. 1237.
Los actos públicos en la vida política y eclesiástica de San Sabas, como los de muchos otros clérigos, dependieron en gran parte de circunstancias políticas. Esto es particularmente explicable en los Balcanes, donde los poderes civiles y eclesiásticos se hallaban unidos y donde se efectuaba el encuentro de diferentes culturas.
Sabas nació en 1174 y fue el más joven de los 3 hijos del Rey Esteban I, el fundador de la dinastía de los nemánides y del Estado independiente de Serbia.
A los 17 años de edad, Sabas ingresó en un Monasterio del Monte Athos, donde fue a reunírsele su padre después de su abdicación, en 1196. Juntos fundaron un monasterio para monjes serbios, llamado Khilandari, que es todavía en la actualidad uno de los 17 "principales Monasterios" de la Santa Montaña.
Como Abad, Sabas se distinguió por su habilidad en la educación de los monjes jóvenes y por su tendencia a favorecer la política de la suavidad. Se consagró a traducir libros al idioma serbio, y todavía se conservan en Khilandari un salterio y un ritual copiados por su mano y firmados así: "Yo, el irresponsable y perezoso monje Sabas."
Entretanto, sus hermanos Esteban II y Vulcano, se hacían mutuamente la guerra. Cuando Sabas volvió a su país en 1207, lo encontró desgarrado, civil v religiosamente. Los serbios habían sido cristianos por algún tiempo, pero se trataba de un cristianismo nominal, sin bases sólidas de doctrina y mezclado de paganismo. El clero era escaso y generalmente poco educado, porque la Iglesia había sido gobernada desde Constantinopla o desde Okhrida de Bulgaria, y los jerarcas de esas naciones se habían preocupado muy poco por los que consideraban como bárbaros.
Así pues, San Sabas, siguiendo el ejemplo de los antiguos monjes rusos y de los benedictinos en Occidente, empleó a los monjes que había llevado consigo de Khilandari, en el trabajo pastoral y misional. Se estableció en el Monasterio de Studenitsa, y de él salía para fundar pequeños monasterios en sitios adecuados para que los monjes pudiesen ir a predicar a las ciudades. Esto no quería decir que el antiguo monje del Monte Athos hubiese olvidado la necesidad de la soledad y la contemplación; todavía puede verse en el valle de Studenitsa, muy arriba del monasterio, la ermita rocosa a la que San Sabas acostumbraba retirarse.
Monasterio de Studenitsa (Serbia)Lo que sucedió después y el orden en que ocurrió es difícil de determinar. Políticamente, era ventajoso para los serbios tener sus propios Obispos. Así pues, Esteban II envió a su hermano a Nicea, donde el Patriarca y el Emperador se habían refugiado de los ataques de los francos a Constantinopla. Sabas se ganó el favor del Emperador Teodoro II Laskaris (que estaba emparentado con los nemánides), y fue nombrado Primer Metropolitano de la nueva jerarquía. El Patriarca Manuel I, se oponía al nombramiento, pero las circunstancias no le permitieron obstinarse en su posición, y él mismo consagró Obispo a Sabas en 1219.
Sabas volvió a su patria pasando por el Monte Athos, de donde llevó más monjes y numerosos libros que habían sido traducidos en Khilandari, y se dedicó enseguida a la organización de su Iglesia.
Parece que para entonces Esteban II, "el Primer Coronado," había solicitado del Papa Honorio III que le reconociese como Rey y había sido coronado por un Legado Papal en 1217. Sin embargo, su hermano le coronó nuevamente Arzobispo en 1222, y una fuente afirma que en tal ocasión, el Papa Honorio envió una corona, a petición de Sabas, quien había informado a la Santa Sede de su propia consagración episcopal.
De esta forma, el Príncipe Sabas, que de joven había abandonado la corte para hacerse monje, consiguió consolidar, antes de cumplir 50 años, el Estado que su padre había fundado. Los medios de que se valió para ello fueron la reforma de la vida religiosa del pueblo, la creación de obispos de su raza y la ratificación de la soberana dignidad de su hermano.
San Sabas es el patrono de Serbia, y el pueblo le atribuye, como sucede con otros santos, algunos beneficios en los que él nada tuvo que ver. Así, por ejemplo, la leyenda sostiene que San Sabas inventó un arado que podía retornarse al llegar al límite del campo, y que introdujo el uso de las ventanas. (El caso no es único: los pescadores de Sussex sostienen que San Wilfrido les enseñó a pescar).
Los últimos años en la vida de San Sabas estuvieron marcados por un viaje a Palestina y otro al cercano Oriente. El primero parece haber sido una peregrinación y el segundo, una misión eclesiástica. Al regresar del segundo viaje, cayó enfermo en Tirnovo de Bulgaria, donde murió con la sonrisa en los labios, en 1237. Al año siguiente, su cuerpo fue trasladado al Monasterio de Milochevo en Serbia, donde estuvo hasta 1594.
La presencia de las reliquias de San Sava en Serbia tuvieron un significado religioso y político, especialmente durante el periodo de ocupación de los otomanos en los Balcanes. En 1377, Tvrtko I de Bosnia fue coronado Rey en presencia de las reliquias de San Sava. En 1236, Vladislav trasladó las reliquias de su tío San Saba de Tarnovo, donde murió, a Mileševa. El Visir Koca Sinan Pasha, el comandante principal del ejército otomano, ordenó que las reliquias fueran traídas de Mileševa a Belgrado, donde las incendió el 27 de abril de 1594.
Los ortodoxos de Serbia consideran a San Sabas no sólo como fundador de su Iglesia Nacional, sino también como autor de la separación de Roma. Así sería en efecto, si consideráramos las cosas desde el punto de vista moderno; pero la situación era muy diferente en aquel tiempo.
Las autoridades eclesiásticas de Roma, Nicea, Bizancio y Okrida, eran al mismo tiempo autoridades civiles, y como tales, constituían una amenaza para el naciente Estado Serbio. El Rey Esteban II y su hermano, el Arzobispo, tenían que maniobrar hábilmente. En todo caso, el Cisma que separaba al Oriente de Roma no parecía definitivo, y ni los eslavos meridionales, ni muchos de los francos estaban al tanto de una división profunda entre los católicos y los ortodoxos. De hecho, San Sabas Prosvtitely, "el Iluminador," figura en varios calendarios latinos, y la diócesis católico-bizantina de Krizevtsy, en Croacia, celebra su festividad.
El milagroso Icono de la Madre de Dios de las Tres Manos
La Iglesia Ortodoxa celebra al milagroso Ícono de la Madre de Dios “de las Tres Manos”, el cual se encuentra en el Monasterio serbio Hilandar en el Monte Athos. El ícono perteneció a San Juan Damasceno (siglo VIII) y luego de manera milagrosa pasó a la Iglesia Ortodoxa Serbia por medio de San Saba (siglo XIII). Aquí compartimos la historia:
Este milagroso ícono perteneció a San Juan Damasceno, gran escritor y compositor de oraciones para la Iglesia. San Juan Damasceno en su juventud trabajaba en la corte del califa y era gobernante de la ciudad de Damasco. Nació en Siria y vivía en la mitad del siglo VIII, cuando la herejía iconoclasta dominaba en el imperio Bizantino. Los íconos eran destruidos y sus seguidores perseguidos severamente. Siendo un hombre muy ilustrado y talentoso escritor, Juan Damasceno escribía con mucha convicción defendiendo la veneración de los íconos ortodoxos.
El Emperador griego León El Isáurico, conocido iconoclasta, se enojaba con Juan por sus escritos. A tal punto que ordenó a su escriba estudiar la escritura manuscrita de San Juan y así escribir una carta apócrifa, como si fuera escrita por San Juan, dirigida al Emperador bizantino León El Isáurico, en la cual supuestamente le ofrecía sus servicios para destituir al califa. Esta carta falsificada fue enviada al califa por el Emperador León El Isáurico como prueba de su amistad por sobre la supuesta traición de Juan Damasceno.
El déspota oriental, sin revisar bien y sin escuchar las explicaciones de Juan, ordenó encarcelarlo y cortarle la mano derecha, con la cual supuestamente escribió la carta desleal. En la cárcel, teniendo consigo el icono de la Madre de Dios, San Juan puso delante del icono su mano cortada y rezó largamente. Durante un sueño, la Siempre Virgen se presentó al dolorido Juan y mirándolo con benevolencia le dijo: "¡Tu mano está sana, no sufras más!".
Juan se despertó y vio con alegría y gran sorpresa que la mano cortada estaba unida al cuerpo y quedó sana. Solamente había quedado una cicatriz, casi invisible, que recordaba el castigo. Lleno de alegría y de agradecimiento hacia la benévola Protectora, Juan compuso el canto: "En Ti, ¡Oh, Llena de Gracia! se alegra toda la creación". Hasta el día de hoy esta bella oración es cantada en la Iglesia.
Para agradecer a la Madre de Dios, él encargó una mano de plata y la colocó en el icono en agradecimiento por la curación de su propia mano. Desde ese momento, el icono se empezó a llamarse “de las Tres Manos”. Después de distribuir todos sus bienes, San Juan se hizo monje en el Monasterio de San Sabas el Santificado, en Palestina.
San Juan supo por los monjes del monasterio, que San Sabas antes de su bienaventurada muerte (en el siglo VI) dijo proféticamente que un día el monasterio será visitado por un joven príncipe que también se llamará Saba, y que cuando éste venere sus reliquias, su báculo de abad caerá al suelo. San Sabas ordenó otorgar como ofrenda y bendición a este príncipe Saba su báculo de abad, junto con el ícono de la Madre de Dios “Dadora de Leche – Mlekopitatelnitsa” que se conservaba en el monasterio. Entonces San Juan Damasceno dejó su deseo de que también se le diera al príncipe Saba su ícono de la Madre de Dios “De las Tres Manos”.
Icono de la Virgen de la lecheLuego de cinco siglos, en el año 1217, llegó al monasterio de San Sabas, un monje simple pero a la vez príncipe, el monje Saba del Monasterio serbio Hilandar en el Monte Athos (quien luego sería San Saba el Primer Arzobispo de Serbia el Iluminador de los Serbios).
Apenas se dispuso a venerar las reliquias de San Sabas el Santificado, el báculo de abad de este gran santo cayó al suelo. Entonces los monjes del monasterio recordaron la profecía, y pensaron que él podría ser el visitante desconocido. Cuando se enteraron que se llamaba Saba y que era príncipe, se asombraron gratamente. Sin embargo, para estar bien seguros que se trataba de la persona correcta, los monjes regresaron el báculo a su lugar. Al día siguiente, el monje Saba se inclinó por segunda vez ante las reliquias de su homónimo Sabas y el báculo volvió caer. Así los monjes resolvieron toda duda y con regocijo le entregaron a Saba el báculo de abad y los iconos de la Madre de Dios “Dadora de Leche – Mlekopitatelnitsa” y “De las Tres Manos – Trojeruchitsa”.
Icono de la Virgen de las Tres ManosCon esta triple bendición, San Saba regresó desde Palestina hacia el Monte Athos. Hasta el día de hoy, estas tres reliquias se conservan y veneran en el Monasterio Serbio de Hilandar, fundado por San Saba y su padre San Simeón, siendo la Madre de Dios, la Abadesa del Monasterio, con la presencia de su ícono “De las Tres Manos”.
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