Santa Silvia de Roma
Madre del Papa San Gregorio Magno. 592.
Nacida alrededor del 515. Su lugar de nacimiento se localiza a veces en Sicilia, a veces en Roma. Aparentemente era de una familia distinguida como la de su marido, el Regionarius romano Gordiano. Además de Gregorio, ella tuvo un segundo hijo.
Silvia fue notoria por su gran piedad, y dio a sus hijos una excelente educación. Después de la muerte de su esposo se dedicó enteramente a la religión en la nueva celda, al lado de la puerta del Beato Pablo. Las seis villas que tenía en Sicilia las convirtió en seis monasterios.
La santidad de Silvia se ve reflejada en su hijo que fue diácono, sacerdote, monje, Nuncio Pontificio y Papa. Gregorio creció en medio de una familia verdaderamente ejemplar, de la que formaban también parte Tersilla y Amelia, tías suyas y cuñadas de su madre, que se consagraron juntas a Dios y brillaron hasta su muerte por la piedad y santidad de vida. De ello hablaría en una de sus homilías.
Conocemos un pintoresco y doméstico episodio, por Juan el diácono, según el cual, siendo Silvia ya viuda, cuidaba de su hijo alimentándole con legumbres frescas. Sin duda, su santidad brilla a través de la santidad de su hijo. Su ejemplo y enseñanza no se pueden ignorar. Ella, además, asistiría a Tersilla en su muerte. Más tarde, cuando ya, Gregorio, no necesitaba de su cuidado ni de su guía, Silvia se retiró a la vida claustral, junto a la Basílica de San Pablo, fuera de los muros de Roma, en donde murió, ya de edad avanzada.
El Papa San Gregorio Magno tenía un retrato en mosaico de sus padres, ejecutado en el Monasterio de San Andrés, que es descrito minuciosamente por Juan Diácono. La veneración de Santa Silvia es de edad temprana.
En el siglo IX se erigió un oratorio sobre su antigua vivienda,
cercana a la Basílica de San Saba. El Papa Clemente VIII (1592 -1605) inscribió
su nombre en el Martirologio Romano.
Comentarios
Publicar un comentario