Santo Santiago el Mayor

                                                                   Apóstol. Mártir. 44.

Era hijo de Zebedeo y Salomé (Mateo 17:56; Marcos 15:40; 16:1). La tradición consigna que Salomé era la hija de un sacerdote. Santiago es designado "el Mayor" para distinguirlo del Apóstol Santiago "el Menor," quien probablemente era más corto de estatura. Era hermano de Juan, el amado discípulo, y probablemente el mayor de los dos.


Salomé era hermana de la Santísima Virgen María. Santiago el Mayor y Juan eran primos hermanos del Señor; esto podría explicar el apostolado de los dos hermanos, la petición de Salomé y su propio reclamo para la primera posición en su Reino, y su encargo personal de la Santísima Virgen a su propio sobrino.

Varios incidentes repartidos a través de los sinópticos sugieren que Santiago y Juan tenían una personalidad particular indicada por el nombre "Boanerges", hijos del trueno, dado a ellos por el Señor (Marcos 3,17); ellos eran impetuosos y apasionados en su celo evangélico y fuertes de carácter. Los dos hermanos mostraron su fiero temperamento en contra de "cierto hombre que expulsaba demonios" en el nombre de Cristo.

En la Biblia se alude habitualmente a él bajo el nombre de Jacobo, término que pasó al latín como Iacobus y derivó en nombres como Iago, Tiago y Santiago. Santiago de Zebedeo o Santiago el Mayor fue uno de los primeros discípulos en derramar su sangre y morir por Jesús. 

Santiago formó parte del grupo de los tres preferidos de Jesús, junto con su hermano Juan y con Simón Pedro. Después de presenciar la pesca milagrosa, al oír que Jesús les decía: "Desde ahora seréis pescadores de hombres", dejó sus redes, a su padre y a su empresa pesquera y se fue con Jesucristo a colaborarle en su apostolado. 

Miembro de una familia de pescadores, hermano de Juan Evangelista, ambos apodados Boanerges (‘Hijos del Trueno’), por sus temperamentos impulsivos y uno de los tres discípulos más cercanos a Jesucristo. El apóstol Santiago no solo estuvo presente en dos de los momentos más importantes de la vida del Mesías cristiano: 

1°) La transfiguración de Jesús en el Monte Tabor.

2°) La oración de Jesús en el huerto de los Olivos.

3° La aparición ya resucitado del Señor a orillas del lago de Tiberíades.

Cuenta el santo Evangelio que una vez al pasar por un pueblo de Samaria, la gente no quiso proporcionarles ningún alimento y que Santiago y Juan le pidieron a Jesús que hiciera llover fuego del cielo y quemara a esos maleducados. Cristo tuvo que regañarlos por ese espíritu vengativo, y les recordó que Él no había venido a hacer daño a nadie sino a salvar al mayor número posible de personas. Santiago no era santo cuando se hizo discípulo del Señor. La santidad le irá llegando poquito a poco.

Otro día Santiago y Juan comisionaron a Salomé, su madre, para que fuera a pedirle a Jesús que en el día de su gloria los colocara a ellos dos en los primeros puestos: uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús les dijo: "¿Serán capaces de beber el cáliz de amargura que yo voy a beber?" Ellos le dijeron: "Sí somos capaces". Cristo añadió: "El cáliz de amargura sí lo beberán, pero el ocupar los primeros puestos no me corresponde a Mí el concederlo, sino que esos puestos son para aquellos para quienes los tiene reservado mi Padre Celestial". Los otros apóstoles se disgustaron por esta petición tan vanidosa de los dos hijos de Zebedeo, pero Jesús les dijo a todos: "El que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos, a imitación del Hijo del Hombre que no ha venido a ser servido sino a servir". Seguramente que con esta lección de Jesús, habrá aprendido Santiago a ser más humilde.

Santiago se ganó la corona del martirio catorce años después de esta profecía en el año 44. Herodes Agripa I, hijo de Aristóbolo y nieto de Herodes el Grande, reinaba en ese tiempo como Rey sobre un dominio mayor que el de su abuelo. Su gran propósito era complacer a los judíos en todas formas, y mostraba gran aprecio por la Ley Mosaica y costumbres judías. De acuerdo con esta política, durante la celebración de la Pascua del año 44, perpetró crueldades hacia la Iglesia, cuyo rápido crecimiento enfurecía a los judíos. El carácter apasionado de Santiago y su liderazgo entre las comunidades judeo-cristianas probablemente condujo al Agripa a escogerlo como la primera víctima.


 "Degolló a Santiago, el hermano de Juan, con la espada."(Hechos 12:1-2). De acuerdo a la tradición, el acusador que condujo al Apóstol al juicio, conmovido por su confesión, se convirtió entonces al cristianismo, siendo ambos decapitados.

Tras reclutar a los siete varones apostólicos, que fueron ordenados obispos en Roma por San Pedro y recibieron la misión de evangelizar en Hispania, el apóstol Santiago regresó a Jerusalén, según los textos apócrifos, para, junto a los grandes discípulos de Jesús, acompañar a la Virgen en su lecho de muerte.

 Allí fue torturado y decapitado en el año 42 por orden de Herodes Agripa I, Rey de Judea. Los supuestos testamentos relatan que, antes de morir, María recibió la visita de Jesús resucitado, a quién le pidió pasar sus últimos días rodeada de los apóstoles, que se encontraban dispersos por todo el mundo. Su hijo le permite que sea ella misma, a través de apariciones milagrosas, la que avise a los discípulos y, de esta forma, la Virgen se hace presente sobre un pilar de Zaragoza frente al apóstol Santiago y los siete varones, episodio hoy venerado en la basílica de Nuestra Señora del Pilar.

Fueron estos siete discípulos, relata la leyenda, los que, tras escaparse aprovechando la oscuridad de la noche, trasladaron el cuerpo del apóstol Santiago en una barca hasta Galicia, adonde arribaron a través del puerto de Iria Flavia (actual Padrón). 

Los varones depositaron el cuerpo de su maestro en una roca (que fue cediendo y cediendo, hasta convertirse en el Sarcófago Santo) para visitar a la Reina Lupa, que entonces dominaba desde su castillo las tierras donde ahora se asienta Compostela, y solicitarle a la poderosa monarca pagana tierras para sepultar a Santiago.


                                  Sarcófago santo del Apóstol Santiago (Compostela)

La reina acusó a los recién llegados de pecar de soberbia y los envió a la corte del vecino rey Duyos, enemigo del cristianismo, que acabó encerrándolos. Según la tradición, un ángel (en otros relatos, un resplandor luminoso y estrellado) liberó a los siete hombres de su cautiverio y, en su huida, un nuevo milagro acabó con la vida de los soldados que corrían tras ellos al cruzar un puente, pero no fue el único contratiempo con el que se toparon los varones. 

Los bueyes que les facilitó la reina para guiar el carro que transportaría el cuerpo de Santiago a Compostela resultaron ser toros salvajes que, sin embargo, también milagrosamente, fueron amansándose solos a lo largo del camino. Lupa, atónita ante tales episodios, se rindió a los varones y se convirtió al cristianismo, mandó derribar todos los lugares de culto celta y cedió su palacio particular para enterrar al Apóstol. 

No fue hasta ocho siglos más tarde, en el año 813, cuando un ermitaño llamado Paio alertó al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, de la extraña y potente luminosidad de una estrella que observó en el monte Libredón (de ahí el nombre de Compostela, campus stellae, ‘Campo de la Estrella’). Bajo la maleza, al pie de un roble, se encontró un altar con tres monumentos funerarios. Uno de ellos guardaba en su interior un cuerpo degollado con la cabeza bajo el brazo. A su lado, un letrero rezaba: "Aquí yace Santiago, hijo del Zebedeo y de Salomé".

El religioso, por revelación divina, atribuyó los restos óseos a Santiago, Teodoro y Atanasio, dos de los discípulos del Apóstol compostelano, e informó del descubrimiento al rey galaico-astur Alfonso II el Casto, que, tras visitar el lugar, nombró al Apóstol patrón del reino y mandó construir una iglesia en su honor. 

En el año 814, el Rey Alfonso II de Asturias, ordenó la construcción de una capilla en el lugar. Dice la leyenda que el rey se convirtió en el primer peregrino en este santuario. Esta capilla fue seguida por una primera iglesia el año 829 y posteriormente por una iglesia prerrománica el 899, construida por orden del Rey Alfonso III,​ convirtiéndose gradualmente en un importante lugar de peregrinaje.​ En el año 997 esta iglesia primitiva fue reducida a cenizas por Almanzor, comandante del ejército del califa de Córdoba. 


Las puertas y las campanas de la iglesia, portadas a hombros por cautivos cristianos hasta Córdoba, se añadieron a la mezquita aljama.

​Cuando Córdoba fue tomada por el Rey Fernando III de Castilla en 1236, estas mismas puertas y campanas fueron transportadas por prisioneros musulmanes a Toledo, y se incluyeron en la Catedral de Santa María de Toledo.


Pronto se extendió por toda Europa la existencia del sepulcro santo gallego y el apóstol Santiago se convirtió en el gran símbolo de la Reconquista española. El rey de Asturias fue solo el primero de toda la marea de peregrinos que vinieron después al Camino de Santiago.
                                        

La construcción de la actual catedral se inició en 1075 bajo el reinado de Alfonso VI y el patrocinio del obispo Diego Peláez.​ Fue construida según el mismo plano que la iglesia de ladrillo monástica de San Sernín de Toulouse, probablemente el mayor edificio románico de Francia. El templo fue construido fundamentalmente en granito

La catedral acoge el que, según la tradición, es el sepulcro del Apóstol Santiago, lo cual convirtió al templo en uno de los principales destinos de peregrinación de Europa durante la Edad Media a través del llamado Camino de Santiago, una ruta religiosa que comunicaba la península ibérica con el resto del continente. Esto fue determinante para que los reinos hispánicos medievales participaran en los movimientos culturales de la época; en la actualidad sigue siendo un importante destino de peregrinación. Un privilegio concedido en 1122 por el Papa Calixto II declaró que serían «Año Santo» o «Año Jubilar» en Compostela todos los años en que el día 25 de julio, día de Santiago, coincidieran en domingo. Este privilegio fue confirmado por el Papa Alejandro III en su bula Regis aeterni en 1179.

                                            

Las reliquias del Apóstol Santiago y de sus discípulos Atanasio y Teodoro se custodian en un mausoleo de origen romano bajo el altar mayor de la Catedral de Santiago. Se encuentran depositadas en una urna de plata del siglo XIX, labrada imitando un sarcófago románico.

La autenticidad de los restos del apóstol Santiago ha generado, sin embargo, no pocos y encendidos debates y protagonizado meticulosas investigaciones. El inverosímil traslado  (por la dificultad que supone) del cuerpo del discípulo de Jesús hasta suelo gallego es solo una de las muchas lagunas de una tradición que se mueve entre el rigor histórico y las leyendas mágicas. Estudios arqueológicos han demostrado que Compostela era una necrópolis precristiana, pero jamás se han practicado investigaciones científicas sobre los restos que custodian los muros de la Catedral, hasta el punto de que algunos investigadores incluso han atribuido tales reliquias óseas a Prisciliano de Ávila, el obispo hispano acusado de herejía.


Sin embargo, la historia de los huesos del Apóstol no acaba aquí. Una vez descubiertas y honradas con un templo cristiano, las reliquias no pararon quietas mucho tiempo. Según la tradición oral, en el siglo XVI, tuvieron que ser escondidas para evitar la profanación de los piratas que amenazaron la ciudad compostelana tras desembarcar en el puerto de la Coruña (mayo de 1589). 

Las excavaciones llevadas a cabo a finales del siglo XIX, al perderse la pista de los restos de Santiago, revelaron la existencia de un escondite (dentro del ábside, detrás del altar principal, pero fuera del edículo que habían construido los discípulos) de 99 centímetros de largo y 30 de ancho, donde se ocultaron, y se perdieron, durante años, los huesos del Apóstol. En 1884 el Papa León XIII reconoció oficialmente este segundo hallazgo

El voto de realizar el peregrinaje a Compostela para honrar el sepulcro de Santiago es todavía reservado al Papa, que de motu propio o derecho ordinario puede ser dispensado de realizarlo.

El Monasterio de Cañas posee una reliquia que dicen ser las herraduras del caballo de Santiago, que recogería Diego López II de Haro en la batalla de las Navas de Tolosa y entregaría a su hija Urraca Díaz de Haro, cuarta abadesa del monasterio.

                            

                                 Reliquias de las Herraduras del caballo de Santiago

Aparece representado con las vestiduras típicas de peregrino, con bastón, un zurrón (especie de mochila) y portando sombrero alón con una concha de vieira boca abajo. Hoy en día los peregrinos la siguen portando como símbolo.

También se lo representa sobre un caballo blanco, como apareció en la batalla de Clavijo, una de las más célebres de la Reconquista, en el año 844, con la cruz en su mano y una espada. Su imagen es un potente escudo y símbolo de la preeminencia ante los moros, inspirando una orden de caballería que lleva su nombre. Su valentía se dejó ver en otras ocasiones, con apariciones milagrosas determinantes para el éxito de la contienda.


Comentarios

Entradas populares