San Elredo o Alfredo de Rieval
Abad de Rievaulx.1166.
Escritor de homilías e historiador. Fue hijo de uno de aquellos sacerdotes casados de los cuales muchos se pueden encontrar en Inglaterra en los siglos XI y XII. Nació en Hexham en el año 1110. Recibió la primera instrucción en el priorato de Durham, y hacia la edad de 14 años entró al servicio del Rey David I de Escocia, en cuya corte completó su formación, pasando después a ocupar el cargo de mayordomo (dispensator).
El Rey David amaba al pío joven inglés, le promovió a su hogar, y deseaba hacerle Obispo, pero Elredo decidió convertirse en monje cisterciense, en la recientemente fundada Abadía de Rievaulx en Yorkshire.
Pronto fue nombrado Maestro de Novicios, y por mucho tiempo fue recordado por su extraordinaria paciencia y ternura hacia aquellos a su cargo. En 1143 mientras Guillermo Earl de Lincoln, fundó una nueva Abadía cisterciense en sus tierras en Revesby en Lincolnshire, San Elredo fue enviado con 12 monjes a tomar posesión de la nueva fundación.
Su estadía en Revesby, donde parece haber conocido a San Gilberto de Sempringham, no fue larga, pues en 1146 fue elegido Abad de Rievaulx.
En este puesto el santo no sólo fue Superior de una comunidad de 300 monjes, sino que estuvo a la cabeza de todos los Abades cistercienses en Inglaterra. Las causas le eran referidas, y con frecuencia tenía que hacer largos viajes para visitar los monasterios de su Orden.
San Elredo, llamado con justicia "el San Bernardo del norte", es uno de los personajes más atractivos de la historia monástica. No pudo alcanzar la talla de San Bernardo como estadista y reformador, pero estuvo a su altura en cuanto a su amor compasivo y su comprensión por el hombre de cualquier tipo de vida.
Atrajo innumerables vocaciones a Rievaulx por medio de sus escritos, marcados por una gran piedad y profundidad, y aun en mayor grado por sus contactos personales. Probablemente fue una exageración de su biógrafo que la abadía llegara a contar 650 monjes y hermanos legos bajo su administración, pero el cuadro de la iglesia abacial "con los monjes formando una masa compacta, estrechados unos con otros como enjambre de abejas", debe haber dejado un recuerdo imborrable en sus visitantes.
Como señaló su discípulo y biógrafo Walter Daniel, "monjes necesitados de compasión y misericordia acudían en multitud a Rievaulx desde pueblos extraños, y desde los últimos confines de la tierra, para encontrar allí la paz y la santidad verdaderas, sin las cuales ningún hombre verá a Dios. Así, los que vagaban por el mundo sin que se les diera entrada en ninguna casa religiosa, llegaban a Rievaulx, la madre de misericordia, encontraban las puertas abiertas, y entraban libremente, dando gracias a su Señor".
Cuando la muerte de Elredo, ya había pasado el cenit de la expansión cisterciense en Inglaterra, pero Rievaulx había hecho cinco fundaciones, Fountains ocho, y cada una de las mismas había hecho a su vez, de tal forma que en ese momento Inglaterra y Gales juntas poseían setenta y seis abadías, trece de las cuales habían sido originariamente miembros de la Congregación de Savigny.
Un viaje tal le llevó en 1153 a Escocia, donde se encontró con el Rey David por última vez y a su regreso a Rievaulx poco después le llegó la noticia de la muerte de David, por lo que trazó un bosquejo sobre el personaje del fallecido Rey, a manera de pésame.
Parece haber ejercido influencia considerable sobre Enrique II en los primeros años de su reinado, y haberle persuadido de unirse a Luis VII de Francia para encontrarse con el Papa Alejandro III, en Touci en 1162.
Aunque sufría de una complicación de males muy dolorosos, viajó a Francia para asistir a la reunión general de su Orden. Estuvo presente en la Abadía de Westminster, en la traslación de San Eduardo el Confesor, en 1163, y en vista de este evento, escribió la biografía del santo Rey y dio una homilía dedicada a él.
Al año siguiente Elredo efectuó una misión a las tribus bárbaras Pictish de Galloway, donde se dice que su jefe se conmovió tan profundamente por sus exhortaciones que se convirtió en monje. A través de sus últimos años Elredo dio extraordinario ejemplo de paciencia heroica al sufrir una serie de enfermedades.
Además de los numerosos sermones litúrgicos predicados a su comunidad de Rieval, y después editados por él mismo, Elredo es conocido por su tratado teológico sobre el amor, De Speculo caritatis (‘El espejo de la caridad’) y, sobre todo, puesto que es la obra que lo hizo famoso, por el tratado sobre la amistad espiritual, De spiritali amicitia, un texto que fue leído y releído durante toda la Edad Media en los noviciados cistercienses, y del cual nos han llegado numerosos manuscritos.
Estas dos obras se complementan, en cuanto que la primera trata del amor como virtud teologal, es decir, en relación a Dios, y la segunda del amor humano, que Elredo concreta en la amistad como camino de acceso al amor teologal. La Iglesia Católica y la Comunión Anglicana lo veneran como santo.
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