Santa Marciana de Cesárea

 

                                                         Virgen. Mártir. 303.

Fue una virgen consagrada a la que la sola visión de los ídolos contristaba y exasperaba. Marciana, originaria de "Rusuccur" (actualmente Tigzirt), en Mauritania, actual Argelia. Abandonó valientemente todas las ventajas que procura el mundo para ir a encerrarse en una celda en Cesárea y guardar intacta su virginidad, bajo la mirada de Dios.

Sin embargo, ella creyó que era su deber declarar la guerra a la idolatría que entonces reinaba en África. Un día, al atravesar la plaza pública, no pudo soportar ver expuesta una estatua de Diana y le rompió la cabeza.

La apresaron, la golpearon con varas, y, después, la condenaron a morir en el Anfiteatro, desgarrada por los dientes de las fieras. 

Cuando esperaba este último suplicio, la entregaron a los gladiadores para que violaran su castidad, pero Dios no permitió esta infamia.


Marciana fue expuesta primero a un león que no le hizo daño alguno.

Después, un toro se lanzó sobre ella y le hundió los cuernos en el pecho, con lo que cayó de bruces sobre el suelo, casi sin sentido. Por último, un leopardo la destrozó y en este tormento expiró.



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