Santos Crispin y Crispiniano

                                                         

                                                           Hermanos. Mártires. 285.

Fueron decapitados durante el reinado de Diocleciano. Es declarado que fueron hermanos, pero el hecho no ha sido probado positivamente. La leyenda relata que eran patricios romanos de descendencia distinguida quienes fueron como misioneros de la fe cristiana a la Galia y eligieron Soissons como su campo de trabajo.

A imitación de San Paulo trabajaron con sus propias manos, haciendo zapatos, y ganaron bastante por su comercio para apoyarse a sí mismos y también ayudar a los pobres. 

Durante la persecución de Diocleciano, fueron llevados ante Maximiano Hercúleo a quien Diocleciano había designado Co-Emperador. 

Al principio Maximiano buscó volverlos de su fe alternando promesas y amenazas. Pero replicaron: "Tus amenazas no nos aterrorizan, porque Cristo es nuestra vida, y la muerte es nuestro galardón. Tu rango y posesiones son nada para nosotros, porque tenemos mucho antes esto sacrificado al gusto por la causa de Cristo y el regocijo de lo que hicimos. Si pudieras reconocer y amar a Cristo, tú darías no solo todos los tesoros de esta vida, sino aun la gloria de tu corona misma para que a través del ejercicio de la compasión puedas ganar vida eterna."

Cuando Maximiano vio que sus esfuerzos no eran de provecho, entregó a Crispín y a Crispiniano en las manos del Gobernador Rictiovaro, el más cruel perseguidor de los cristianos que los torturó para que renegaran de Cristo. 

                                  

Bajo la orden de Rictiovaro, fueron estirados en el potro, sus lenguas cortadas de su carne, y punzones fueron clavados bajo las uñas de sus dedos. 

Una piedra de molino fue entonces asegurada sobre el cuello de cada uno, y luego arrojados al Aisne, pero fueron capaces de nadar al banco opuesto del río. 


Fueron metidos en un caldero de plomo hirviendo, que no les causó daño alguno, aunque una gotita tocó el ojo de Rictiovaro, dejándolo ciego. Luego fueron metidos en una caldera con una mezcla de brea, grasa y aceite, donde cantaron himnos de alabanza y de donde les sacaron dos ángeles. Entonces Rictiovaro, celoso, quiso ver que pasaba y probarlo también, así que se lanzó al caldero indignado y, claro, como en buena “passio” legendaria que se precie, terminó asado idiotamente.

Tiempo después los dos santos fueron decapitados al mando de Maximiano.


Los cuerpos permanecerían escondidos hasta que, terminada la persecución, fueron expuestos, enterrados y se levantó una iglesia en su honor.

Su culto es bastante antiguo, el martirologio pseudo-jeronimiano ya pone su fiesta a 25 de octubre y San Gregorio de Tours menciona la basílica del siglo VI a su nombre, levantada sobre su tumba. 

Sin embargo la Gesta Regnum Anglorum dice que su origen es Kent y que están enterrados en la iglesia de los Santos Juan y Pablo de Roma. En realidad los ingleses “adoptaron” a los santos a su calendario por orden de Enrique V, después de la victoria en la batalla de Agincourt, ocurrida el 25 de octubre de 1415, festividad de ambos santos. 


A pesar de esto, siempre han sido considerados por la mayoría, dos mártires reales de Soissons, a los que se les dio vida “propia” dándoles origen romano y profesión particular, cuando es probable que el patronato sobre las pieles y el trabajo con estas, en origen se haya debido al tipo de martirio, más que a una profesión relacionada, como es la zapatería.

Son patronos de Soissons, de Faversham, Kent, y en Osnabrück tienen una bella iglesia dedicada, que posee sus reliquias. Cuando Carlomagno sometió al fin a los sajones instauró la diócesis de Osnabrück y allá llevó unas cuantas reliquias de San Crispín y Crispiniano. Reliquias que se conservan en un relicario de plata maravilloso.


Relicario con las reliquias de San Crispín y Crispiniano, Alemania.



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