San Gal de Auvergne

                                                  Obispo de Auvergne. 551.

De los 98 Obispos que ocuparon la sede de Clermont-Ferrand (Auvergne, Francia) el XVI y el XXIII llevaron el nombre de Gal, y ambos son numerados entre los 29 Obispos de esta iglesia que son honrados como santos. El primero y más ilustre fue el Obispo de los años 527 al 551. 

Nació en el año 486, en el seno familia prestigiosa de Auvergne, cuyos principales miembros eran senadores romanos. 

Cuando llegó a la edad de contraer matrimonio, su padre le propuso que se casase con la hija de un senador. Pero Galo, que había ya resuelto consagrarse a Dios, huyó de la casa paterna y pidió ser admitido en el monasterio de Cournon. El abad se negó a admitirle sin el consentimiento de su padre. No sabemos cómo, el joven se las arregló para convencer a su padre y fue admitido en la abadía.

Fue ordenado diácono por San Quinciano, obispo de Clermont Ferrand, quién le envió como su representante a la corte del rey Teodorico I. El joven, que poseía una voz extraordinaria, pasó a formar parte del coro de la capilla de Teodorico I, que lo tomó prisionero al invadir el territorio de Auvergne.  Quinciano murió hacia el año 526, y Galo fue elegido para sucederle en el gobierno de la diócesis.

En el año 527, tomó posesión de su sede de Clermont. Se distinguió por su caridad, humildad y dulzura. La virtud característica de san Galo era la mansedumbre, como lo demuestran varios incidentes. En cierta ocasión, un hombre le golpeó en la cabeza; el obispo no mostró enojo ni resentimiento alguno sino con su mansedumbre desarmó al agresor. 

En otra ocasión, un tal Evodio, que había abandonado el Senado para recibir la ordenación sacerdotal, se dejó llevar por la ira y trató a su obispo en forma descomedida. San Galo no respondió una sola palabra; sencillamente, se levantó de su cátedra y partió a visitar las iglesias de la ciudad. El hecho conmovió tanto a Evodio, que fue en busca del santo y le pidió perdón de rodillas, en la calle. 

Fue tío y maestro de San Gregorio de Tours. Gal desempeñó un importante papel político y religioso como obispo de Clermont. Llegó a ser conocido como un defensor de los derechos de la Iglesia contra Sivigaldo, el gobernador nombrado por Teodorico. El evento principal de su episcopado fue el Concilio de Clermont en el año 535. También participó en los concilios de Orleans Cuarto (541) en el que condenó la esclavitud y Quinto (549) en el que se condenaron los errores de Eutiques y Nestorio.



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