San Marcelo I

                                                                Papa. Mártir.  309.

Papa N° 30 de la Iglesia Católica. Fue elegido Papa en mayo o junio de 308; murió en 309. Durante algún tiempo después de la muerte de Marcelino en 304, la persecución de Diocleciano continuó con la misma severidad.

 Tras la abdicación de Diocleciano en el año 305, y la subida de Maxentius al trono del César en octubre del año siguiente, los cristianos de Roma, disfrutaron de una relativa paz. 

No obstante, pasaron casi dos años hasta que se eligió un nuevo Obispo de Roma. En 308, de acuerdo al "Catalogus Liberianus", el Papa Marcelo comenzó su labor. En Roma, Marcelo encontró a la Iglesia en la mayor de las confusiones. Los lugares de reunión y algunos cementerios cristianos habían sido confiscados, y la vida ordinaria y la actividad de la Iglesia se había interrumpido. 

Adicionalmente, había disensiones dentro de la Iglesia misma, a causa del gran número de miembros que, por su mayor debilidad, la habían abandonado durante el largo periodo de persecución; y, más tarde, siguiendo como líder a un apóstata, demandaban violentamente su readmisión a la comunión sin hacer penitencia.

Marcelo dividió la administración territorial de la Iglesia en 25 distritos, designando para cada uno de ellos un presbítero que cuidara de la preparación de los catecúmenos para el bautismo y dirigiera el desarrollo de los actos de penitencia pública. El presbítero también fue hecho responsable del entierro de los muertos y de las celebraciones conmemorativas de la muerte de los mártires.

El Papa también hizo construir un nuevo cementerio enfrente de las catacumbas de Santa Priscilla. No obstante, el trabajo del Papa fue interrumpido rápidamente por las controversias a que dio lugar la cuestión de readmisión de los lapsi en la Iglesia. Los cristianos rehabilitados (lapsi), los que flaquearon ante la presión de los perseguidores y luego, cuando llegó el tiempo de bonanza se arrepintieron, se le amotinaron porque no aceptaron cumplir la penitencia establecida por la tradición antes de ser readmitidos en la Iglesia. Los tumultos que levantaron estos cristianos fueron el pretexto que empleó la autoridad civil para acusar al Papa Marcelo de haber reorganizado la comunidad cristiana de Roma, que seguía estando fuera de la ley.

Dámaso cuenta que, amante de la verdad, el líder de la Iglesia de Roma era considerado por aquellos infieles como un enemigo endemoniado, porque insistía en que debían realizar la penitencia mandada, dada su culpa. Como resultado, surgieron varios conflictos, algunos de los cuales terminaron en derramamiento de sangre, acabando con cualquier posibilidad de paz. En cabeza de esta banda de infieles y rebeldes se situó un apóstata que había renegado de la Fe incluso antes del comienzo de la persecución. El tiránico Maxentius hizo que el Papa fuera secuestrado y mandado al exilio. Esto tuvo lugar al final del año 308 o principio de 309, de acuerdo a los pasajes anteriormente citados del "Catalogus Liberianus", que establece la duración del pontificado como no mayor de un año, seis (o siete) meses y veinte días. Marcelo murió poco después de abandonar Roma, y fue venerado como santo.

De acuerdo a otra versión, Maxentius, enfurecido por la reorganización de la Iglesia, exigió al Papa que renunciara a su dignidad episcopal e hiciera una ofrenda a los dioses. A la vista de su negativa, fue condenado a trabajar como esclavo en una estación de la carretera pública.

 Al cabo de nueve meses fue liberado por el clero; pero debido a una matrona de nombre Lucina que habiendo hecho que su casa en la Vía Lata fuera consagrada por él como iglesia, fue condenado de nuevo al trabajo de atender a los caballos que llegaban a la estación; y murió finalmente realizando esta humilde labor. A San Marcelo se lo representa en una actitud insólita para un Papa: en un establo cuidando caballos y mulas. 

Jacobo de Voragine en su famosa Leyenda Áurea cuenta lo siguiente: "Siendo Marcelo, Sumo Pontífice en Roma y habiendo reprochado a Maximiano por su crueldad contra los cristianos, se encontraba celebrando la misa en casa de una patricia romana. Entonces el Emperador, lleno de ira, convirtió la casa en un establo y allí condenó a Marcelo a cuidar los animales. En ese oficio después de muchos años, descansó en paz". Y la leyenda, dice que la patricia romana fue la famosa Lucina y que la casa transformada en establo se encontraba en donde hoy está la Iglesia de San Marcelo, uno de los antiguos "títulos" de la ciudad de Roma. 

En realidad no se saben muchas cosas de San Marcelo, e incluso no ha faltado quien niegue su existencia, considerando que se trata más bien de San Marcelino, que fue Papa en el año 296 y murió mártir en el 304. Después de él, se sabe con seguridad, la sede quedó vacante durante algunos años, hasta que fue elegido San Eusebio en el 309.

Doble fue el empeño del breve pontificado de San Marcelo: la reestructuración de las "parroquias" romanas devastadas por la feroz persecución de Diocleciano, y el rigor respecto de los llamados ''lapsos" que pretendían ser admitidos a los sacramentos sin cumplir la penitencia prescrita.  


     

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