Santa Margarita de Escocia

                                                         Reina de Escocia. 1092.

Nacida alrededor de 1045 en Hungría. Fue hija del príncipe inglés Eduardo el Exiliado y de Ágata, pariente de Gisela, la esposa de San Esteban de Hungría. Era la nieta del Rey Edmundo Ironside de Inglaterra el Costilla de Hierro. Era la hermana de Edgar Atheling, el heredero anglosajón a la corona de Inglaterra. 

Cuando el Rey de Inglaterra, Edmundo II fue asesinado en 1017, Canuto II, el Grande, rey de Dinamarca, aprovechó la ocasión para tratar de concluir la conquista de ese país, del cual ya ocupaba algunas provincias. 

Envió a los dos hijos del fallecido rey, Edmundo y Eduardo, a Suecia con la intención de que allí encontraran la muerte. Pero el rey sueco no quiso manchar sus manos con sangre inocente y mandó a los dos huérfanos a Hungría, donde reinaba el gran San Esteban. Éste los recibió con gran afecto y se encargó de darles una educación acorde con su cuna.

Edmundo murió sin sucesión, pero Eduardo, llamado “de Ultramar” o “el Proscrito”, se casó con Ágata, sobrina del Emperador San Enrique y hermana de Gisela, esposa del rey San Esteban. De ese matrimonio nacieron tres hijos: Edgard, Cristina y Margarita, ésta en 1046.

En 1041 sube al trono de Inglaterra San Eduardo III, el Confesor. Tan pronto se afirmó en el trono, sabiendo que su pariente vivía exiliado en la corte de Hungría, lo invitó a volver con su familia a Inglaterra. Volvieron en 1054, siendo recibidos con pruebas de estima y afecto. La princesa Margarita, entonces en la albor de la adolescencia, encantó a todos por su piedad y modestia. Era devotísima de la Santa Madre de Dios y extremadamente caritativa con los pobres y necesitados.

El padre de Margarita, falleció en 1057, y su hermano Edgard se convirtió en heredero directo del santo rey, que no tenía descendientes. Siendo aún menor de edad y habiendo nacido en tierra extranjera, colocaron en su lugar al conde Haroldo. Guillermo, el Conquistador, atravesó el Canal de la Mancha en 1066 e invadió Inglaterra. En la batalla de Hastings, mató a Haroldo y se apoderó del trono inglés. 

Para escapar de la tiranía del conquistador, Edgard y Margarita, ésta con 20 años de edad, huyeron en una embarcación, pretendiendo llegar a Hungría, donde sabían que serían bien recibidos. Pero otro era el designio de la Providencia, y durante una tempestad el barco fue lanzado a las costas de Escocia. En ese país fueron bien recibidos por el rey Malcolm III que, encantado con las cualidades de Margarita, le propuso matrimonio. Ésta desde hacía mucho tiempo alimentaba el deseo de hacerse religiosa como su hermana Cristina. Pero su confesor le hizo ver que podría auxiliar más a la religión subiendo al trono. 

Así, se realizó en el año de 1070 el matrimonio y la coronación de Margarita como Reina de Escocia. A los 24 años de edad, era reconocida como la más hermosa princesa de su siglo.

En su posición como Reina, toda la gran influencia de Margarita fue lanzada sobre la causa de la religión y la piedad. Se realizó un Sínodo, y entre sus reformas especiales instituidas, la más importante fue la regulación del ayuno cuaresmal, cumplimiento de la comunión de la Pascua, y la supresión de ciertos abusos respecto de matrimonios dentro de los grados prohibidos. 

La reina procuró también organizar la Iglesia en Escocia. En consecuencia, por sus consejos, el reino fue dividido en diócesis, con una demarcación claramente determinada. Fueron creados cabildos en las catedrales, con su correspondiente clero, y establecidas parroquias. Atrajo a las órdenes religiosas, principalmente de Francia y de Inglaterra, con miras a contribuir eficazmente al incremento de la vida litúrgica, pues deseaba el esplendor en la casa de Dios. Para eso, construyó magníficas iglesias y restauró otras, dotándolas con lo que había de mejor para el servicio divino. Aunque era poco exigente hacia su propia persona, la reina quería que la corte fuese espléndida, a fin de valorizar la autoridad real; que la nobleza se vistiera muy bien, y que los reyes se ataviasen con pompa. Protegió también las ciencias y las artes y fundó diversos establecimientos de cultura. Su vida privada estuvo dedicada a una constante oración y prácticas de piedad. Fundó varias iglesias, incluyendo la Abadía de Dunfermline, construida como santuario de su más preciado tesoro, una reliquia de la Cruz verdadera.

Cada día antes de ir a almorzar servía personalmente el almuerzo a 9 niños huérfanos (y a veces les servía de rodillas, al recordar que los favores que hacemos al pobre los recibe Jesucristo como hechos a Él mismo). En su Palacio de Reina se atendía diariamente a centenares de pobres, y cuando ella salía por las calles volvía a la casa sin dinero, sin joyas y hasta sin el manto, porque todo lo regalaba a los necesitados.

Tuvo 6 hijos y 2 hijas. Su esposo Malcon III era cruel y rudo, pero la amabilidad de Margarita, lo fue volviendo amable y caritativo, tanto que él mismo le ayudaba a servir el almuerzo a los centenares de pobres que llegaban a pedir alimentos. De los hijos de Margarita, dos llegaron a ser santos y tres, fueron Reyes, y del esposo de una hija de ella, Enrique I, proviene la actual familia Real de Inglaterra.

Se debilitaron sus fuerzas con la aplicación al trabajo, y con el rigor de tantas penitencias; se rindió a la cama, mas no por eso, fueron menos activos su amor a Dios, su celo y su caridad con los pobres. En este tiempo quiso el Señor acabar de purificarla con una aflicción muy sensible.

Se encontraba en guerra, el Rey Malcolm con Guillermo el Rojo, Rey de Inglaterra, y había entrado con poderosas fuerzas en la provincia de Northumberland, para volver a su obediencia los condados de Cumberland y Westmorland, que Guillermo el Conquistador le había usurpado; pero fue desgraciadamente muerto con su hijo primogénito, el Príncipe Eduardo en el año 1093, al paso del río Alne.

Sintió profundamente la Reina la muerte de su esposo e hijo, para lo cual no halló otro consuelo que su religión y su virtud; pero sobrevivió poco a esta noticia, porque se le presentó luego una calentura que, añadida a los demás achaques, la puso en el último peligro. 

Se confesó, recibió el Viático y la extremaunción con una devoción muy correspondiente a la santidad de su vida; y habiendo exhortado a sus hijos al amor a la virtud, y a toda su familia a la piedad y devoción cristiana, murió con la muerte de los santos el día 10 de junio de 1093.

No hubo Reina más sentidamente llorada; llenó de luto su muerte a todo el reino, y en todos los pueblos resonaban los gemidos de los pobres, que lamentaban la pérdida de su madre. Se enterró el santo cuerpo, con la solemnidad que acompaña siempre los funerales de los santos, en la iglesia de la Santísima Trinidad, que había edificado la santa Reina, y en el mismo sitio que ocupaba la capilla donde se había casado. 

Fueron tantos los milagros que obró desde luego el Señor para manifestar su santidad, que el Papa Inocencio IV la canonizó solemnemente y la puso en el catálogo de los santos en el año 1251. A solicitud de Felipe II, Rey de España, se condujo al Escorial una parte de sus reliquias y de las del Rey Malcolm, su marido, a quien también se ha venerado siempre como santo, donde se colocaron en una capilla que mandó edificar en honra de Santa Margarita. Su preciosa cabeza se guarda con la mayor veneración en la iglesia del Seminario escocés de los Jesuitas de Douay.  Su libro de los evangelios, ricamente adornado con joyas, el cual arrojó al río cierto día, y que fue milagrosamente recuperado de acuerdo a la leyenda, está ahora en la Biblioteca Bodleian de Oxford.

                                          Libro de los Evangelios de Santa Margarita

Sus reliquias fueron trasladadas en 1259, a un nuevo santuario, la base de la cual es todavía visible detrás del moderno muro de la iglesia restaurada. En la Reforma, su cabeza pasó a la posesión de María Reina de Escocia, y después fue obtenida por los Jesuitas en Douai, donde se cree que se deterioró durante la Revolución Francesa.


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